IV Domingo de Cuaresma: "...estaba perdido, y lo hemos encontrado" (Lc 15, 11-32)
Nuestro amoroso y misericordioso Padre nunca se cansa de esperarte. Y cuando regreses Él te abrazará tan fuerte..., y preparará una fiesta porque te ha encontrado una vez más.
Dios nos espera siempre. Si quieres conocer la ternura de este Padre, ¡ve a Él y prueba!
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