domingo, 15 de septiembre de 2013

FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES


Un año más, en este día 15 de septiembre, los cristianos celebramos la
fiesta de LA VIRGEN DE LOS DOLORES. Esta fiesta resalta la humanidad de
la Madre de nuestro salvador Jesucristo, Dios hecho hombre. Manifiesta el
sufrimiento de una madre ante la muerte de su hijo, pero también refleja la
esperanza. La Virgen María confiaba plenamente en Dios e intuía que la muerte
de su Hijo, en la cruz, no podía ser el final. Por eso permaneció unida a los
Apóstoles, después de la crucifixión de Jesús, y actuó como madre: les dio todo
su amor y mantuvo la esperanza. Y es en esa unidad donde fueron testigos de la
resurrección de Jesucristo y sintieron fortalecida su fe en Él, como Dios.
Nosotros, como seguidores de Jesucristo, necesitamos animar y fortalecer
nuestra fe en Dios, porque a lo largo de nuestra vida como cristianos nos
desanimamos, nos cansamos, perdemos confianza en Dios y muchas veces no
transmitimos su amor a los que nos rodean. Somos débiles, necesitamos ser
ayudados en el camino de la fe, como necesitaron ayuda los Apóstoles. La Virgen
María, como madre, está a nuestro lado para fortalecer nuestra fe en Dios,
animarnos a permanecer fieles a Él e impulsar nuestro testimonio cristiano ante
los demás.
Los que llegan a descubrir la maternidad de la Virgen María, son los que la
sienten como madre. Recordamos ahora a dos personas que descubrieron, ante
todo, la maternidad de la Virgen María, la experimentaron en sus vidas y
ayudaron a otras personas a descubrir a la Virgen como madre; me refiero a
madre Antonia y al padre Juan, fundadores de la CONGREGACIÓN DE LA
HIJAS DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES.
Hoy, de manera especial, admiramos a la Virgen María como nuestra madre
en la fe, manifestamos nuestra confianza en Ella y le agradecemos todo lo que
Ella hace por nosotros. Lo hacemos unidos a la Congregación de las Hijas de la
Virgen de los Dolores, representada en esta Comunidad de Hermanas, que desde
hace 58 años desarrollan su carisma en Selaya. Y hoy, a través de la oración,
sentimos más intensamente el amor maternal de la Virgen, y la intercesión de
madre Antonia y del padre Juan ante Ella.
A nosotros, esta fiesta de la Virgen de los Dolores, nos provoca la acción de
gracias, dirigida a Dios. No faltan motivos en nuestras vidas para darle gracias,
pero hoy nuestro agradecimiento es por madre ANTONIA y por el padre
JUAN. Dos creyentes que vivieron la fe en plenitud, una desde la vida laical
comprometida y el otro desde la vida sacerdotal. Sus vidas estuvieron marcadas
por el deseo de vivir el amor a Dios, manifestado en los demás, y por ayudar a
las personas de su entorno a descubrir a Dios en sus vidas, amarle y seguirle; así
lo hicieron a través de las catequesis con los niños y niñas, a través de la
formación de las jóvenes, a través de su oración por las vocaciones y a través
de la animación vocacional. Sin darse cuenta fueron instrumentos de Dios para
iniciar un nuevo camino de acercamiento a Él. Por eso hoy también celebramos la
fiesta de los Padres Fundadores.
La vivencia de la fe de madre Antonia, su testimonio de vida y su dedicación
a las chicas, enseguida cautivó a algunas jóvenes que decidieron acompañarla y
colaborar con ella. Todo esto estaba reforzado por la animación y orientación
espiritual del padre Juan. Pero quien actuaba, en definitiva, era Dios:
primero en madre Antonia y en el padre Juan, y después en las jóvenes que se
fueron uniendo. Con el paso del tiempo surgió el deseo pleno de consagrarse a
Dios para dedicar sus vidas a la formación de las chicas y a la orientación
vocacional. En 1926 fueron reconocidas, en la Iglesia Universal, como
Congregación Religiosa. Y madre Antonia quiso que la protectora de esta
Familia Religiosa y el modelo a seguir fuese la Virgen María, en su advocación de
Nuestra Señora de los Dolores. Por eso hoy también celebramos la fiesta de la
Congregación de las Hijas de la Virgen de los Dolores.
Hoy la sociedad en general y los cristianos en particular nos vemos
beneficiados por la labor que realizan las Hermanas y todos los que colaboran
con ellas, en los lugares donde se encuentran. Madre Antonia con el apoyo de las
primeras jóvenes que se le unieron y con el consejo y orientación del padre
Juan, iniciaron este servicio en la Iglesia. El desarrollo ha sido posible gracias a
que otras mujeres decidieron aceptar la llamada que Dios les hacía de
consagrarse a Él, siguiendo el estilo de vida y el carisma iniciados por madre
Antonia, por el padre Juan y por las primeras Hermanas. Y Dios seguirá haciendo
que esta Congregación y su Carisma sigan siendo ayuda para que otros se
encuentren con Él.
Nos unimos, Hermanas, a vuestra alegría y a vuestra acción de gracias, y con
vosotras nos unimos a toda la Congregación, en esta fiesta de la Virgen de los
Dolores, vuestra protectora y la nuestra. Nos sentimos fortalecidos en la fe, al
igual que vosotras os sentís fortalecidas en la fe y en vuestra vocación, gracias
a la intercesión de los Padres Fundadores, madre Antonia y padre Juan, y la
intercesión de todas las Hermanas que gozan ya de la presencia de Dios. Oramos
por vosotras para que la renovación pública de vuestra Consagración a Dios
que ahora vais a realizar, aumente vuestra fidelidad a Dios, os anime a seguir
progresando en la santidad y os impulse para seguir manifestando el amor de
Dios a través de vuestro Carisma; y que a nosotros nos anime a vivir
coherentemente nuestra fe.
Termino cediendo la palabra a madre Antonia, con este pensamiento suyo:
”..... Le he pedido a Nuestro Señor que hemos
de ser almas de gran fe, muy amantes de la
oración y con fe en la oración, humildes,
pobres, sencillas y amantísimas las unas de
las otras. Él nos dará a todas, la gracia de la
vocación para lo nuestro, que cada vez lo veo
más grande y más del agrado de Dios”.

Un abrazo muy fuerte para todas las Hermanas. Felicidades en este día tan especial.

1 comentario:

  1. Me ha encantado el video es precioso yo no pude ir porque tuve que ir a casa de mi tía yo quería a ver ido pero no pude un besazo.

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