III Domingo de Cuaresma: "... a ver si da fruto" (Lc 13,1-9)
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que Tú amasaste mi barro
y soplaste en mi rostro aliento de vida para que existiera.
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que Tú creciste,
con la que Tú te hiciste hombre,
con la que Tú viviste entre nosotros.
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
La misma con la que hermoseas mis brotes frágiles
y fortaleces las ramas que los sustentan.
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia,
porque no siempre atiendo el tiempo de cosecha
ni tampoco me preocupo de lucir florido
la belleza con la que bendices mi copa.
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
Bendíceme con la tuya,
la que siempre ha estado presta a acogerme alejado
y a abrazar cada una de mis betas.
Tenme paciencia, Señor, tenme paciencia.
Permíteme ser tan paciente como Tú eres conmigo.
Porque aun esperando Tú más de mí que yo mismo,
sólo la vida brota con toda su fuerza
cuando tu tiempo es también el mío.